Las palabras no son inocentes
Entre los numerosos hallazgos del curso de lingüística general, de Ferdinand de Saussure, se encuentra la afirmación de que la realidad es continua en tanto que la lengua es discreta. Lo que el fundador de la lingüística moderna quería subrayar era que la existencia de dos palabras distintas en una lengua, como, por ejemplo, monte y colina, no permitía distinguir el punto exacto en el que, en la realidad, la colina dejaba de ser monte para convertirse en colina, y viceversa.
Fuente: ElCastellano.org
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