viernes, 26 de junio de 2015

Presentación de "Mis Memorias", de Alejandro Tapia y Rivera

Palabras de Patricia Gutiérrez 


Distinguidos y apreciados señoras y señores, queridos amigos:

Es para mí no solo un placer sino todo un honor estar aquí esta noche celebrando esta presentación en este lugar que siento como mi casa. Primero, como puertorriqueña y segundo como editora. Para todos nosotros esta es nuestra casa. Sabemos que estos muros físicos albergan una Institución dedicada a custodiar y cuidar lo más preciado de nuestro patrimonio, nuestra lengua española; y que no se alzan para separar ni levantar fronteras sino para proteger nuestro legado. Como editora, porque desde sus orígenes, Plaza Mayor viene colaborando con la Academia Puertorriqueña. La publicación de muchos de sus Boletines así como el Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico, en el que tanto amor y dedicación pusieron nuestra querida y recordada Dra. María Vaquero junto con la Dra. Amparo Morales, da testimonio de ese trabajo en común a lo largo de los años. Por todo ello, no creo equivocarme al considerarla mi casa y quererla como tal. Y me siento muy feliz y muy honrada por venir a felicitarla en su 60 aniversario.

Ya en varias ocasiones he destacado que las ediciones críticas de nuestros clásicos que la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española coedita junto con Editorial Plaza Mayor suponen uno de esos hitos que todo editor desea tener en su vida profesional.

Puerto Rico es un país joven pero tiene una historia y en concreto una literatura ya no tan joven y que, precisamente por ello, no es bien conocida. Es una de las principales misiones de las Academias de la Lengua el estudio y difusión de las obras escritas en español, especialmente si se trata de obras clásicas. Nuestra Academia lleva a cabo esta empresa en proyectos como el que nos ocupa: las ediciones críticas de los clásicos puertorriqueños. También debe ser un objetivo prioritario este empeño para las casas editoras de nuestro país. Plaza Mayor se precia de haber tenido esta vocación desde los inicios de su andadura, hace ahora 25 años, en la publicación de ediciones que ayuden a los estudiantes o al público en general a conocer nuestra literatura vernácula.

Hace ya ocho años que presentamos la edición crítica de El Gíbaro, de Manuel Alonso, a la que siguió la edición escolar, ambas debidas al trabajo de nuestro querido profesor y académico Eduardo Forastieri. El Gíbaro fue el primer libro de lo que podríamos considerar una trilogía. Nos enfrentamos en aquel momento con las dificultades propias de toda edición crítica y tuvimos que llevar a cabo una ardua labor de edición para que resultara a la vez rigurosa y clara. El rigor fue labor del autor de la edición, la claridad, fácil lectura y comprensión del aparato crítico es responsabilidad de la editorial. Creo poder decir que ambos objetivos se cumplieron puesto que disfrutaron ambas de una gran acogida, lo que indudablemente nos llena de orgullo.

Contando ya con la experiencia de la primera entrega de esta especie de trilogía, en el 2008 decidimos acometer la segunda: el proyecto de Mis memorias. Puerto Rico como lo encontré y como lo dejo, de Alejandro Tapia y Rivera. Años de estudio e investigación por parte del profesor Forastieri dieron como resultado la obra que hoy presentamos. Su historia ha estado plagada de vicisitudes de todo tipo, no siempre relacionadas con la edición en sí. Gracias a Dios, aquí la tenemos. Era necesaria, fundamental, para el conocimiento de la historia cultural de nuestro siglo XIX.

(Lea la presentación completa de Patricia Gutiérrez, presidenta de la Editorial Plaza Mayor,  y Eduardo Forastieri-Braschi, autor de la edición, así como las palabras de Francisco José Ramos)