Rosalina Perales
Gelpí (1944: 6) alega que la literatura puertorriqueña se desarrolla bajo un signo de contradicción: se crea "una literatura nacional en un país que no se ha constituido como nación". Esa anomalía, válida para todas las áreas de la cultura, se magnifica en los acercamientos a la historia cultural y por ende a los discursos teatrales que a lo largo de los novecientos (para usar el término de De Marinis) configuró un cuerpo dramático nacional. Uno de los acercamientos más sensatos que se ha escrito sobre la historia y la cultura "nacional" en Puerto Rico, en los últimos años, La memoria rota de Arcadio Díaz Quiñones, expone una tesis que hace tambalear la veracidad histórica y el proyecto cultural del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Como siguiendo ese pensamiento, un personaje de la obra Clouds Tectonics, de José Rivera, dice: "Soy extraña en mi propio cuerpo... una extraña a mi propio pasado. Mis memorias no tienen sentido para mí. Dudo de todo" (1996: 36). Desde esa sensación de relativismo de la identidad y la cultura, y de discontinuidad de la historia es que me acerqué a tres trabajos dramáticos poco estudiados...
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