viernes, 19 de abril de 2013

Abrapalabra / Apuntes y noticias sobre el idioma


Paseo por la Real Academia Española
Video en Vimeo, realizado por Juan Rayos.
Uso de ‘el’ y ‘un’ ante a tónica
estandarte.com

A menudo nos presenta dudas el uso de los artículos ‘el/la’ y ‘un/una’ antepuestos a sustantivos femeninos que comienzan con a tónica: ¿“el agua” o “la agua”? ¿”un agua” o “una agua”? Algo parecido, por contagio, nos ocurre con la construcción “esta agua” y “este agua”. ¿”Nunca digas de este agua no beberé”, o “de esta agua no beberé”? Pues bien, diremos de “esta agua”, pero también “el agua” y “un agua”… Echamos mano de la RAE y salimos de dudas. Aunque la explicación sea larga, léela con atención y saldrás de dudas... ¡al menos eso esperamos!

El artículo femenino “la” toma obligatoriamente la forma “el” cuando se antepone a sustantivos femeninos que comienzan por a tónica, con muy pocas excepciones (te las comentamos al final, primero nos aclaramos con la norma…). Así, decimos “el águila”, “el aula” o “el hacha” (y no “la águila”, “la aula” o “la hacha”).


Fernando Ávila / Esta semana comienza la Vigésima Sexta Feria Internacional del Libro de Bogotá. Con ese motivo vamos a recordar algunas recomendaciones sobre la forma ideal de escribir términos relacionados con el evento.

El acrónimo Filbo no se escribe con mayúscula intermedia, FilBo, sino con solo mayúscula inicial, como cualquier otro acrónimo similar, Todelar, Incolda, que no se ven nunca TodelaR (Tobón de la Roche), InColdA (Instituto Colombiano de Administración).


Por Pebbles y Soo / Soo: Seguramente alguna vez te habrán preguntado “¿Cómo se escribe tal palabra?”, “¿Con ese o con ce?”, “¿Be o uve?”, “¿Con o sin hache?”; el argumento es que leemos mucho, por eso sabemos más no sé si de reglas ortográficas, pero sí de cómo se escriben las palabras en general. Personalmente, yo también lo creo y lo veo en mí misma.

Pebbles: Yo no estoy de acuerdo con que la práctica de la lectura mejore la ortografía. La primera razón es que existen muchísimos errores ortográficos y gramaticales en las publicaciones que llegan a las manos de los lectores. No son pocas las veces en que nos encontramos con fallas en la tarea que debieran controlar los editores y correctores de los sellos editoriales. En la mayoría de los casos, son palabras que no se usan habitualmente como “ballesta” que he encontrado con V o más habitualmente con Y. ¿Qué pasa entonces cuando estos errores son adrede?


La tecnología es utilizada para salvar idiomas.Michele Rindels / En una sala de conferencias de un casino de Las Vegas, unas treinta personas accionan sus iPad para probar versiones de nuevas aplicaciones y detectar posibles fallas.

Pero no se trata de especialistas tecnológicos reunidos para una de las monumentales exhibiciones electrónicas de la ciudad. Muchos proceden de remotas reservaciones indígenas y sus dispositivos de alta tecnología cumplen un propósito académico: tratar de salvar sus idiomas de la extinción.
Los expertos dicen que cada vez son más las tribus que tratan de revitalizar sus idiomas, que en algunos casos sólo son hablados por un puñado de personas. Y también cada vez más apelan a la tecnología para lograrlo.

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