viernes, 19 de abril de 2013

Fondo Crítico



Una poética de la muerte. Sobre Invitación al polvo, de Manuel Ramos Otero

Carolina Sancholuz / La poeta y crítica Tamara Kamenszain hilvana las relaciones profundas entre escritura poética, sujeto y muerte en La lírica terminal, ensayo donde propone una lectura minuciosa y delicada a la vez sobre cuatro autores acechados por enfermedades literalmente terminales, —Enrique Lihn, Néstor Perlongher, Héctor Viel Temperley, José Lezama Lima—. Todos ellos coinciden en el uso constante de la primera persona en poemas donde el yo, siempre al borde de su inminente disolución ante la experiencia límite de la muerte, sin embargo se reafirma en el acto de decir Yo.

Kamenszain observa entonces que escribir en verso supone la forma del diario, “extremando en cada escansión, en cada suspensión del sentido,en cada parálisis narrativa, lo que se está por terminar” (Kamenszain, La lírica terminal 145) y cuyo ejemplo más elocuente entre las obras tratadas
lo constituye el Diario de muerte del poeta chileno Enrique Lihn. Si “morir es autobiográfico” (145) como sugiere Kamenszain, hay en los textos de los poetas reunidos una reivindicación del uso del “material crudo” (Iriarte, “Poesía y subjetividad” 192), es decir, la incorporación de situaciones explícitamente provenientes de la experiencia autobiográfica de los poetas, en particular las enfermedades (el cáncer en Lihn, el SIDA en Perlongher, el tumor cerebral en Viel Témperley, la pulmonía y el presentimiento del fin en Lezama). Hermanados por diversos padecimientos (tejidos tumefactos, tumores, infecciones, dificultades respiratorias), las dolencias se encarnan
en sus cuerpos y en sus textos poéticos como correlatos del cuerpo enfermo. Leer

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