miércoles, 18 de diciembre de 2013

Fondo Crítico / Una poética de la muerte. Sobre Invitación al polvo, de Manuel Ramos Otero

Carolina Sancholuz (Universidad Nacional de La Plata)

La poesía como lo más parecido a una autobiografía de la muerte. Porque no hay una manera humana de abandonar la primera persona gramatical aunque se ensayen otras. Y esto es como decir que no se puede no morir.
(Tamara Kamenszain, La lírica terminal)

Manuel Ramos Otero.
(Foto: http://periodismo229.blogspot.com)
La poeta y crítica Tamara Kamenszain hilvana las relaciones profundas entre escritura poética, sujeto y muerte en La lírica terminal, ensayo donde propone una lectura minuciosa y delicada a la vez sobre cuatro autores acechados por enfermedades literalmente terminales, —Enrique Lihn, Néstor Perlongher, Héctor Viel Temperley, José Lezama Lima—. Todos ellos coinciden en el uso constante de la primera persona en poemas donde el yo, siempre al borde de su inminente disolución ante la experiencia límite de la muerte, sin embargo se reafirma en el acto de decir Yo. Kamenszain observa entonces que escribir en verso supone la forma del diario, “extremando en cada escansión, en cada suspensión del sentido, en cada parálisis narrativa, lo que se está por terminar” (Kamenszain, La lírica terminal 145) y cuyo ejemplo más elocuente entre las obras tratadas lo constituye el Diario de muerte del poeta chileno Enrique Lihn. Si “morir es autobiográfico” (145) como sugiere Kamenszain, hay en los textos de los poetas reunidos una reivindicación del uso del “material crudo” (Iriarte, “Poesía y subjetividad” 192), es decir, la incorporación de situaciones explícitamente provenientes de la experiencia autobiográfica de los poetas, en particular las enfermedades (el cáncer en Lihn, el SIDA en Perlongher, el tumor cerebral en Viel Témperley, la pulmonía y el presentimiento del fin en Lezama). Hermanados por diversos padecimientos (tejidos tumefactos, tumores, infecciones, dificultades respiratorias), las dolencias se encarnan en sus cuerpos y en sus textos poéticos como correlatos del cuerpo enfermo.

Este trabajo propone leer Invitación al polvo (1991), libro póstumo del escritor puertorriqueño Manuel Ramos Otero (Manatí 1948-Río Piedras 1990), como texto de la lírica terminal donde, con palabras de Tamara Kamenszain, “el poeta queda sujeto (atado como sujeto) a la intimidad de la muerte”. (148). Escrito desde la perspectiva radical de una situación límite, la de un sujeto que se sabe enfermo de SIDA, en un momento en el cual la enfermedad no había sido aún conjurada por los avances científicos de la medicación retroviral, sus poemas anudan subjetividad, erotismo y muerte, en una escritura peculiar que registra y confronta con el lector los avances de su enfermedad.

[Letral, Número 6, Año 2011. Descargue el texto de Carolina Sancholuz]

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