sábado, 7 de septiembre de 2013

Astrolabio / La literatura en la red


Juan Carlos Méndez Guédez: “Crece quien afronta el dolor”
el-nacional.com

Michelle Roche Rodríguez / En los últimos años, Juan Carlos Méndez Guédez se ha entregado con obsesión febril a su literatura. Lo bueno es que su trabajo ha dado frutos. Tres libros suyos, dos novedades y una reedición, se publicaron entre finales del año pasado y lo que va de este. Además, en 2014 lo traducirán al francés y entrará al catálogo de Siruela. 

En España –donde vive– apareció su volumen de cuentos Ideogramas (Páginas de Espuma, 2012), en el que las cicatrices espirituales y geográficas surcan 12 relatos que vuelven sobre motivos propios de su obra como el dolor de la migración. En 2013 publicó la novela corta Arena negra en Venezuela (Lugar Común) y España (Casa de Cartón), en la que la atmósfera sentimental teje múltiples significados sobre la separación de la patria y el abandono del padre. Equinoccio reeditó en marzo su novela Una tarde con campanas, que publicó Alianza Editorial en 2004 y sólo circuló en España. “Miro con simpatía al joven que escribió esa historia, y que intentó describir los niveles reales y mágicos que se interconectan en la infancia y la posibilidad de que la inmigración también sea una forma de renacimiento y celebración”, expresa el barquisimetano cuyas novelas Chulapos mambo y Tal vez la lluvia se traducirán al francés.

Roberto Esposto: "Abel Posse dice que es un marginal de la literatura argentina" lagaceta.com.ar

Acaba de publicar uno de los ensayos más lúcidos sobre la obra del autor de Los perros del paraíso. Aquí repasa la relación entre la vida y la obra del escritor, la presencia de la muerte en sus libros y sugiere un itinerario de lectura para el que quiera introducirse en la literatura de Posse.

¿Cómo llegaste desde Australia, donde vivís desde chico, a la obra de Abel Posse?

–Leí declaraciones suyas en una nota del suplemento cultural de Clarín en las que decía que la literatura latinoamericana estaba impulsada por una búsqueda de nuestras raíces y de nuestra situación en el mundo. Eso me tocó particularmente, siendo un argentino en Australia que no sabía del todo de dónde venía, quién era ni adónde podía ir.

¿Por qué y cómo estudiar literatura?
lagaceta.com.ar
Ante el lamento en torno a la supuesta crisis por la que atraviesa la literatura, Jean-Marie Schaeffer realiza el siguiente planteo: no son las prácticas literarias las que están en crisis (nunca se ha escrito o leído tanto como hoy) sino los estudios literarios, que no han logrado superar con éxito la versión restringida de "La Literatura", institucionalizada en el siglo XIX por una sociedad que ya no es la nuestra. El autor propone, entonces, reflexionar sobre dichos estudios, cuyo destino considera fundamental para el conjunto de las ciencias humanas y sociales, por cuanto la literatura es una importante realidad de la vida de todos los hombres. Una mejor comprensión de los hechos literarios contribuiría, así, al conocimiento de lo que somos y lo que podemos ser.

Una literatura sin rupturas
la-razon.com

El Centro Cultural y Pedagógico Simón I. Patiño de Cochabamba convocó a seis críticos y les propuso un tema de discusión: “Rupturas literarias en la novela boliviana del siglo XX”.

La discusión —en el Palacio Portales entre el 21 y el 23 de agosto— no arribó a conclusiones explícitas. Sin embargo, en las ponencias de los participantes —en orden de aparición: Marcelo Villena Alvarado, Leonardo García Pabón, Willy Muñoz, Luis H. Antezana J., Ana Rebeca Prada y Carlos D. Mesa Gisbert, todos moderados por Mauricio Souza— una idea rondó insistentemente: en la novela boliviana las continuidades son más evidentes e importantes que las rupturas.

Silvia Baron Supervielle: “Escribo con la distancia que me separa de algo”
pagina12.com.ar

Silvia Friera / Las dos orillas vibran en la palma de su mano. Todo se concentra ahí: la sombra de sus pasos, el secreto del papel que vela y se desvela sin aviso, el dorso del verbo, el huracán por la ruta de la muerte perdida, la huella del poema, el silencio que origina un trazo, el resplandor del espacio, el alto viaje del canto, una nota que se fue, la inmutable desbandada del fulgor. “Partir no significa abandonar”, escribe Silvia Baron Supervielle en la introducción de Al margen, su poesía reunida en una edición bilingüe, con prólogo de Eduardo Berti. En la palma de la mano agradecida de los lectores se imprimen “epifanías que consagran un detalle o un instante”, como plantea Berti. Mil páginas exactas que renacen con los ojos abiertos a una prodigiosa concisión y a una austeridad que empezó siendo una necesidad –cuando se instaló en París en la década del ’60 y en un único gesto cambió de lengua, adoptó el francés, se convirtió en escritora– y devino la bella intensidad de un estilo: “ecos y signos/ me incitan a ir/ adonde voy/ a venir de/ donde vengo”. Las flechas mágicas de esta escritora rioplatense se clavan en las pupilas del corazón: “con tinta/ se escribe/ contra/ los gritos/ blancos”.

Piglia, un extraño en Princeton que abre la temporada literaria 
elpais.com

Alejandro Rebossio / Rumbo a su oficina, y antigua vivienda, en la calle porteña de Marcelo T. de Alvear, es probable que muchos argentinos no lo reconozcan, pero él es uno de los escritores en español más notables de la actualidad. Ricardo Piglia, de 71 años, autor de las novelas Plata quemada y Blanco nocturno (Premio Rómulo Gallegos y de la Crítica, en España), iba allí cada mañana de 2012 para escribir su último título, El camino de Ida (Anagrama). Después de 15 años dando clases en las universidades de Princeton y Harvard, Piglia regresó de Estados Unidos en diciembre de 2011 y se puso a redactar esta novela que en agosto ha llegado a las librerías de Argentina y este mes estará en las de España. Entre libros apilados contra las paredes de todo el piso, el autor bonaerense ofrece agua mineral, zumo de naranja y frutos secos para acompañar la charla.

Rapsodia para José Lezama Lima (Ese otro misterio que nos acompaña) 
mediaisla.net

Alberto Rodríguez Tosca / “Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo/ envolviendo los labios que pasaban/ entre labios y vuelos desligados./ La mano o el labio o el pájaro nevaban./ Era el círculo en nieve que se abría./ Mano era sin sangre la seda que borraba/ la perfección que muere de rodillas/ y en su celo se esconde…” Escribió un muchacho de 21 años en la primavera cubana de 1937. Se llamaba José Lezama Lima y con la tesis “La responsabilidad criminal en delito de lesiones”, concluía sus estudios de Derecho en la Universidad de la Habana, al tiempo que estrechaba una gran amistad con el poeta español Juan Ramón Jiménez.

Un año después comenzó a trabajar en un bufete y una de sus tareas de abogado consistía en atender a personas privadas de libertad. Presos de todo tipo: desde asesinos y empresarios, violadores y narcotraficantes, pasando por políticos y ladrones (valga la redundancia), hasta homosexuales y escritores. Entre estos últimos se encontraba el autor de Celestino antes del alba, El mundo alucinante y Antes que anochezca, Reinaldo Arenas, quien en su novela El color del verano, escribió: “Para ser verdaderamente libre, no basta estar solo, hay que ser solo”.

Leonardo Padura: "Cuba fue un paraíso para los judíos"
elcultural.es

Alberto Ojeda / En abril de 1939, 937 judíos alemanes embarcaron en el transatlántico St. Louis en el puerto de Hamburgo. Rumbo: Cuba. Objetivo: escapar de un país envenado por el antisemitismo predicado por los nazis. Al poner proa hacia la isla caribeña todos esos pasajeros respiraron aliviados: habían conseguido escapar por los pelos de los guetos y los crematorios. Pero no contaban con que una carambola del destino les iba a repeler de la anhelada tierra cubana y buena parte de ellos (cerca de la mitad) acabaría sus días en los morideros orquestados por Heinrich Himmler, responsable de ejecutar la 'solución final' dictada por Hitler. El gobierno cubano, movido por corruptelas e imposiciones desde Estados Unidos, modificó su política de migración con carácter retroactivo y no se les permitió la entrada en su territorio. Tras tocar la puerta de los propios Estados Unidos e incluso de Canadá, que también les denegaron los visados, no les quedó más remedio que afrontar un retorno con consecuencias fatales.


Esta es la tragedia que reconstruye Leonardo Padura (La Habana, 1955) en su última novela, Herejes. El motor que ha encendido su escritura lo tiene claro y lo revela a El Cultural: la vergüenza.

Irene Vasco: "La literatura entabla diálogos"
elespectador.com

Juan David Torres Duarte / Hija de Gustavo Vasco, cofundador de la revista Mito, y Silvia Moscovitz, Irene Vasco ya cuenta 25 años escribiendo literatura para niños. Un cuarto de siglo atrás, también, fundó la Librería Espantapájaros, uno de los centros de iniciación para muchos escritores de ese género. Además de su trabajo literario, Vasco se ha desempeñado como tallerista en varias zonas del país, donde ha conocido historias sobre el modo en que las personas leen y atrapan su entorno a través de los libros. Mambrú perdió la guerra, publicada por la editorial del Fondo de Cultura Económica en 2012, es el retrato de un niño en plena guerra. Sobre este y otros asuntos habló con El Espectador en su casa.

Ford: "La literatura tiene que ver más con la artesanía que con el arte"
abc.es

El escritor norteamericano Richard Ford, ha presentado su última novela, Canadá, ha dicho que "la literatura tiene que ver más con la artesanía que no con el arte", pero en ningún caso, piensa que se trate de una experiencia mística.


Ford, que ha comenzado su intervención rechazando con humor el razonable parecido físico con Clint Eastwood que le atribuían algunos medios franceses -"es republicano", ha dicho-, ha admitido que Canadá tiene algo de autobiográfico.

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